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DRAGONES
De todas las historias de dragones que existen en todas las culturas que han habitado la tierra, y que yo conozca (porque tan solo se unas cuantas) mi favorita es una que aconteció en Francia, cerca de la ciudad de Beaucaire, donde el Ródano tuerce hacia el mar. Allí se encontraba la guarida de Drac, una enorme y vieja criatura Ducha en brujeria, que usaba para sus propios y sangrientos fines.
Le gustaba el sabor de la carne humana, y gozaba dando caza a los mortales. Con sus frios y pálidos ojos observaba a las muejres y con sus rápidas curvas garras se apoderaba de todo niño no vigilado. Otras veces atraia a los mortales hacia el río y los ahogaba.
Una tarde de verano, cuando el sol azotaba la ciudad y los campos, una joven mujer fue al rio a lavar la ropa de su hijo, la mujer que contemplaba las aguas se quedó asombrada al ver flotar una copa de oro con una perla dentro,
Tentada estiro el brazo para agarrarla pero la copa se alejo seductora a la luz del sol, cuando la mujer volvió a intentarlo se inclinó demasiado y perdió el equilibrio.
En ese momento apareció una garra que la sujetó, ella intento en vano soltarse, pues algo tiraba de ella hacia el fondo con fuerza. Cuando sus faldas se llenaron de agua vio por última vez la orilla, y el Ródano se cerró sobre ella. Inexorablemente fue arrastrada a las frias profundidades del rio, hasta q solo vio una débil negrura, la mujer se desmayó y cuando abrió los ojos se halló en una caverna de cristal. Al otro lado de sus translucidas paredes danzaban las plantas acuaticas mecidas por las corrientes. Los peces pasaban velozmente a su alrededor, y a su lado, estaba la copa que la había tentado con la perla dentro.
Y fue entonces q vio as su captor. Colosal y reluciente, el dragon estaba agazapado junto a la copa y no dejaba de mirala.
Hechizada por sus verdes ojos, la mujer se puso en pie y olvidó por completo toda su vida en Francia, todo aquello se convirtió en un sueño vago. Solo la voz del dragón sonaba en su cabeza.
El dragón la habia atrapado porque era joevn y sana... y porque amamantaba a un hijo varón. Necesitaba leche mortal para alimentar a su propia cría. Y así, prisionera en una red mágic, la joven se convirtió en esclava de Drac, y nodriza de su cría. Para la mujer cauitiva en la penumbra, nada cmbiaba nunca. Adormecida por las aguas y el hechizo del dragon. Daba el pecho al hijo de Drac y se ocupaba de él con tanta ternura como si se tratara del suyo propio. Contemplaba el correr del río a través de las opalescentes paredes y los peces que por aquel mundo se deslizaban: el lucio de rayas verdes y doradas. las anguilas, las rápidas truchas... a medida que transcurria el tiempo la mujer distinguía con mayor claridad el mundo acuatico que la envolvía.
Su visión procedía de la mágia del dragón, caa noche untaba los ojos semicerrados de la pequeña cria con un ungüento, que dotaría al pequeño de la penetrante vista de los dragones. Cada vez que la mujer se frotaba un ojo y penetraba en él un poco de ungüento, recibía algo de los poderes mágicos de la criatura.
Pasaron 7 año, el pequeño crecia robusto y llego el momento en que Drac ya no necesitaba a la mortal. Pero no la mató, cómo podía hacerlo, había alimentado a su cría. Así que la encantó para que olvidara todo y durmiese antes de devolverla.
La mujer despertó en la orilla, cerca de su casa, desconcertada al no ver a su hijo corrió a traves de los campos hacia las calles de la ciudad. La puerta de su casa estaba abierta y la mujer entró. Hacia ella se volvieron dos rostros medio familiares: el de un hombre y el de un chico que se parecía a su marido cuando era niño. Los tres e miraron un momento, luego el hombre gritó y la abrazó. Era su amrido que la creia ahogada y la había llorado fielmente. La acosó a preguntas pero ella no respodió ya que no recordaba nada del mundo del dragón. su propio hijo no se atrevia a decrile nada a la extraña. Su silencio lo asustaba.
El amor del padre hacia la esposa era tan profundo y tan intensa la alegría que el hijo acabó por aceptarla. Lo mismo sucedió la semanas siguientes con los vecinos aunque se asuataban cuando ella empezaba a hablar de que soñaba con dragones, pero se la mujer se acabó integrando bien en su ordenada y placida vida anterior. Habría continuado así de no ser por la aparición del dragón. Un día la mujer fue al mercado como de costumbre, y allí entre el pescado vio a Drac. Escamoso y brillante asomaba encima de los tejados y en sus ojos un fuego verde. Todos hacía caso omiso de la presencia de la bestia, solo la mujer se dio cuenta de ella. Al gritar la bestia la miro con dureza.
- ¿Me ves, mortal?
- Te veo, dragón - subitamente recordó todos aquellos siete años perdidos.
La garra del dragón descendió para cubrir su ojo izquierdo sin que la mujer pudiera moverse.
- ¿Me ves ahora? - ella seguia viendolo.
Entonces la garra tapo el ojo derecho y donde antes estaba la bestia solo vio el mercado. Obediente contestó que ya no le distinguía, al instante sintió un terrible dolor. La garra del dragón le había arrancado el ojo que lo había descubierto.
La mujer vivió muchos años, aunque medio ciega, y explicó a todos su aventura con el dragón. Los vecinos la creian loca y desoyeron sus serias advertencias.
Y así, año tras año, continuaron desapareciendo niños de la plaza del mercado, sin que nadie supiera por qué.
